Contra todo pronóstico, sin tener en principio voluntad consciente dejo que me abracen todos mis demonios, permito que me mezan las penas, me dejo llevar por las ausencias.
Se sienta a mi lado un mal estar que reconozco, compañero desde hace años, la conversación se repite es como si volviese a ser una niña sentada en el bordillo de la puerta de un bar y me preguntase » y ahora qué?»
Un final que da paso a un comienzo, son unos cuantos finales con sus respectivos comienzos, así siempre, para todos…
No me ahogo más, cada pena, demonio y ausencia me daba sin yo saberlo una lección brillante, grande y positiva, hoy agradezco que un día fui una esponja, que filtré lo que servía para comprender y crecer respetando el paso de las vidas compartidas, que todo pasó para que desde otra perspectiva, pudiese entenderlo y valorar lo que tenemos más allá de lo físico…
Lo que se quedó en el filtro, fueron muchas lagrimas, apegos, rabias… restos que si los hubiese mezclado, no hubiese visto tan clara la lección y aunque estén bien separados, a veces…mi alma necesita volver a la prehistoria de mi ser.