Puzzles

Lobo rosa

No sabemos porqué un día hay algo de una situación que no encajamos, aunque sea lógica, natural y cotidiana.
Sabemos que va a pasar, pero no valoramos lo que va a repercutir en nuestro presente y futuro. Por eso tenemos que colocar nuestra mente en esas situaciones, para que la razón a la par que la emoción vayan poniéndose en el lugar que corresponde.
Si no hacemos ésto, es como si la última pieza no encajase y por más vuelta que le damos, no termina de ajustarse al hueco que vemos.
El hueco que vemos, el hueco que sentimos, un vacío que no podemos mirar con perspectiva, porque de alguna manera no nos dejamos abandonar a la razón, al pensamiento natural y razonable.
Por eso tenemos que romper todo el puzzle, el rompecabezas de nuestra trayectoria, tenemos que rompernos y volver a ese principio donde el final no encaja.
Mirar desde lejos, ya desahogados cual fue el camino que andamos y si fue bonito, amable y largo, tenemos el deber de agradecer todo ese tiempo en el que fuimos felices, aceptar ese final como parte del trayecto y estar orgullosos de saber que no podía haberse mejorado y en muchos casos, tampoco alargado.
Otras personas encuentran en ese camino pasos que rectificar y también agradecer el haberlo visto a tiempo de enmendar errores.
Así, en todos los casos encuentras esa pieza que ya encaja, allí donde descansa tú ánimo.
Eso no quiere decir que dejes de echar de menos, pero si que razonas de otra forma el camino andado y el desenlace del mismo.

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