Cuando me revolvía por dentro y me trababa a la hora de ordenar los pensamientos, descubrí que solo la naturaleza me ayudaba a organizar lo que sentía y pensaba.
Hoy también me pasa, con tan solo caminar por el monte o la playa me basta para encontrar en mi el equilibrio que la tierra me muestra.
Todo es simple, nada es tan complicado, ¿sabes? La vida es una rotonda llena de salidas, puedo quedarme dando vueltas el tiempo que necesite, pero con la tranquilidad de saber que en el momento que esté preparada, podre seguir mi viaje, habiendo elegido yo mi camino.