Cuando la vida huele a muerte la dermis reacciona erizándose
Su olor es distinto a todos los que olí, huele dulce y amargo, sutilmente rancio…
Es de esos aromas que se pegan al final del tabique nasal y en el fondo del paladar, se quedan allí para siempre.
Leves latidos que bombean la sangre cada vez más lento.
La respiración discontinua se entrecorta, ronca el cuerpo, suena desde un lugar muy profundo.
Lo físico se prepara para desgajarse, le mece el sueño separándolo así de lo mental.
El aliento perfuma su espacio más cercano y en extractores violentos o sin ellos se va alejando de lo que fue su parte emocional o espiritual.
Ya solo queda un cuerpo,
Le abandonaron sus recuerdos, sus emociones quedaron en el aire, observando un entorno al que ya no pertenecen.
En la muerte aveces también hay belleza, pero para verla hay que comprenderla y asumirla como algo natural.
