Las tripas

Pantera feroz

Cuando me sonríe siento mis tripas
Lo mismo pasa si noto su gesto triste
En las dos opciones puedo apreciar lo mismo cocinándose en mi estómago: La sensación de que voy a tener que salir corriendo al baño.
Algo se precipita disfrazado de positivismo.
Un pellizco que no quiere serlo.
No es malo sentir lo desagradable, es malo advertir la careta, lo solapado…
Es decepcionante observar un carnaval tan evidente y tener que callar.

Asesinato

Pantera feroz

Veo un cañón de perfil, retrocedo unos pasos…
Detrás del arma un individuo oculta sus lágrimas en la oscuridad de la noche.

Espero con el a la victima.
En silencio…
Su respiración y la mía se acompasan

Sus ojos fijos en el horizonte, mi mirada inquieta busca el objetivo…

En dos segundos ocurre todo
A un lado se enciende una farola, le tiemblan los labios pero no el pulso, dispara al suelo.

Noto el sabor de la pólvora, el estruendo rompe mis nervios…

El, se aleja dando la espalda, sin prisa…

Espero a que desaparezca, me acerco apresurada al lugar del disparo,
no encuentro un cadáver tendido en el suelo, solo un pequeño charco…¿ de qué?…

No es sangre
Toco con los dedos esa humedad, huelo y por último, llevada por una curiosidad absoluta, me acerco los dedos mojados a la boca….

Sabe a sal de llanto… Por primera vez pruebo la nostalgia, la rabia, la pena, las frustraciones de un hombre, que un día fue infeliz
Tanto… Que decidió matar a su sombra….

Cierra los ojos

Pantera feroz

Hay huellas que no se dejan ver, se esconden en el fondo de unas pupilas
La cordura las disfraza de colores, para que no se distinga su origen
Pero en alguna mirada perdida asoma la señal…
Alguien que está mirando se contagia de melancolía, pues descubre lo oculto.

Pinta de rojo tu sonrisa, ponte un gran escote o una minifalda y no te mirarán a los ojos.
Nunca verán tus sombras, ni las luces de tus recuerdos
Si te los miran, cierralos, porque verían  una cicatriz que no quiere dejarse ver.

Una declaración de amor

Pantera feroz

De madrugada, llena de una noche con vacíos irrellenables, no hay conversación que sustituya tu ausencia, me.. duermo con caricias recordadas por mis dedos y me derramo pensando en besos… tus besos.

 

Respiré tu presencia entre litronas y adolescentes, yo, tan distinta a ellos, pero con su misma efervescencia. Se transparentaban las intenciones en los encuentros de nuestras miradas. Caricias fugaces que tocaban algo mas que piel y ponían los pelos del alma de gallina, en cada dedo posado, baile de sentidos al ritmo de corazones acelerados.
Gotas de sudor del recuerdo que calentaba aún más el ambiente… Si, fue un regalo la noche.

 

Me gustaría tenerte enfrente de espaldas a mi, jugar con tu pelo, besarte la nuca, dibujar con mis dedos en tu espalda, regalarte caricias sin sexo, solo ternura hasta caer dormidos, despertar enredada en ti.

 

En mis pausas o silencios quería decirte que te quiero en mis brazos, te extraño entre mis piernas, que necesito tus ojos clavados en los míos….

 

Con tu permiso: … No te buscaba, pero te encontré a la orilla de mis sentimientos, todos dejados al ir y venir del tiempo….  llegaste tú, sin darte cuenta los recogiste y  me los mostraste, hoy los estoy colocando con calma en su lugar, en mi corazón, donde TU  tienes tu sitio.

No quiero olvidarte, te echo de menos…

De cuando caí

Pantera feroz

Nací del vientre más cálido, crecí sospechando que todos eran distintos, a pesar de que mi educación fuese igual que la de mis hermanos, mi forma de razonar era tan diferente…
Fui conociéndome durante estos años, pero me reconocía antigua en cada paso que daba, pues me adelantaba a ver como mí cuerpo solo era el envase de mi misma
acepté lo que me iba ocurriendo en un yo físico, mental y emocional, encontré el equilibrio entre ellos, mis herramientas fueron siempre un buceo interno, un diálogo conmigo para poder comprenderme y aprender a comprender al mundo.
La vida pasaba y en ella ocurrían acontecimientos que por duros que pareciesen, yo sabía resolver, aprendía con cada obstáculo, me servía para crecer. En el momento que empecé a perder ya desde niña a personas importantes, entendí que esos dolores y la gestión de ellos, para mi iban a ser peldaños de subida, también supe que tenía que diferenciar que  lo que les pasara a otros, por más que quisiera hacerlo mío, no me pasaba a mi y que tenía que aprender a tener claro, lo que era el dolor, los sucesos propios de lo que era el dolor que sintiese por sucesos de otra persona, por mucho amor que me uniese.

Y después de estos apuntes, empieza un cuento:
…Erase una vez una mujer que tenía el don de sonreírse y sonreír, siempre le acompañó un calor que reconfortaba a quien se ponía en sus manos, su corazón era noble, sus sentimientos puros y su mirada limpia, encontró su lugar en una tierra a veces hostil, pero de increíble belleza, caminaba sobre ella firme, pero con cuidado para no pesarle demasiado, se fijaba en la armonía de los elementos, el mar fue lo que más le impactó, se le metió dentro el olor a sal y ahora forma parte de ella, como si fuese una sirena en tierra.
Un día cualquiera vio a esa persona, que de forma inexplicable reconoce sin haberle visto antes, la conversación entre ellos fluye como el agua de un arroyo, que sin saber como ni porque en su camino revuelve los cantos rodados del fondo, formando burbujas en ambas orillas.
Hubo más encuentros, cada vez se acercaban más las palabras a ese lugar que yo conocía tan bien, el alma…
Pasaron los días, momentos que robaban a sus vidas, donde compartían el sueño de una vida en común, el tan carnal y ella tan emocional…Hacían una extraña combinación que parecía mágica.
En el tiempo el ocupaba más espacio, se metía en la mente de ella, estudiaba, hacía estrategias, mientras la sirena de tierra miraba a otro lado, queriendo no ver.
Cada palabra estaba siendo medida, cada movimiento estaba siendo calculado, cada emoción valorada, estaba siendo sometida a un examen y era consciente de ello, hubo tres evaluaciones que no aprobó, en la revisión de ellos ella se esforzaba por ver sus errores, pero le costaba entenderlos tan graves, tan importantes como para perder el curso, así fueron tres exámenes, que le hacía el que se decía el amor de su vida.
Hubo un examen determinante, mientras ella acariciaba el cuerpo de su amado, entendía que convivía con un ser atormentado, acomplejado, violento, que cuando abrazaba sentía a su monstruo como se calmaba y entonces ella volvía a sentir que el era su casa…
Cada día callaba más, cada palabra no dicha, estrechaba su débil garganta y se ahogaba en ese mar que hizo suyo. Una noche sin luna la bestia se apoderó del hombre, castigó con su lenguaje a la persona que amaba y en cada palabra ella iba sumergiéndose en si misma, cada vez le oía más lejos y dejó de oírle para escucharse a si misma, por dentro era una marejada, las olas golpeaban con fuerza, hubo un maremoto, un tifón …se sintió en la orilla de si misma, dañada, dolorida, no era capaz de levantarse, pues sus extremidades no respondían, quedó quieta en su playa, en silencio hasta que tuvo hilo de voz y les dijo a los pájaros que avisaran a sus fuerzas, que les contaran que no se olvidó de ellas, pero necesitaba sentirlas cerca para poder recordar como usarlas, vinieron todas, sus formas fueron varias, recuerdos, familia, pero las que mayor aporte y empuje le dieron fueron las mujeres de su vida, que le sirvieron de almohadas, de palanca y de muletas.
Hoy revisa los desperfectos dentro de ella, son grandes, este es un escalón muy grande que le hará ascen der más alto.
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Shssss…Calla cabeza

Pantera feroz

Ideas que se desechan al cajón del olvido
cajón de una mesita de noche a la que no se le quita el polvo
de día se hace invisible y de noche brillan partículas de suciedad
que nos recuerdan que hay ideas que no olvidamos

Pensamientos que vuelan en un tiempo y creemos que desaparecen
que se esfuman para toda la vida
el viento los lleva lejos, un día regresan casi ancianos
fríos de un largo viaje, vuelven para querer ser echados al cajón del olvido

en ese espacio repleto de silencios, donde no cabe nada más
pesa  lo que se dice después de un pero, putos peros…
nublan un razonamiento y me enmarañan en un torbellino de ideas
que tienen que ser matadas

no mato, encarcelo con ellas mucha carga de emoción que las alimenta
en ese lugar llamado la nada
¿que te pasa?… Nada
ese nada que es un todo callado

Yo sé lo que pasa, lo sé y punto, no hay forma de verbalizar un sentimiento que solo tengo yo
no quiero definirlas, quiero matarlas
que mueran en el jodido espacio de tiempo en el que apuñalo con fuerza
quiero resolver con sangre invisible, para que no quede rastro

después quemar esa mesita de noche, con su cajón ya lleno de cadáveres
de ideas que sirvieron para ocupar un espacio inexistente para otros
que arda como lo hacen los féretros y que mi mente se libere de pensamientos zombies
pero pensar es inevitable, putos peros…